Quiero seguir animando a niñas, chicas, mujeres, que salgan a la montaña, recorriéndola a pie, corriendo, en bici, con la silla joelette, barra direccional.
He tenido la suerte de tener unos padres a los que lesencanta la naturaleza y desde que soy muy pequeña he pasado las vacaciones en los Pirineos, Picos de Europa y otras cordilleras. Desde siempre tengo el recuerdo del verde de las praderas, las altas montañasy del miedo que pasaba con las tormentas por las noches, cómo retumbaban los truenos y se inundabatodo. Cuando me fui haciendo mayor, continué yendo a la montaña con amigos o con mi pareja a hacer senderismo, sobre todo por Gredos, volviendo en verano a los Pirineos, y llegando a los Alpes y a los Dolomitas (éstos me encantaron).
Participé en una carrera de montaña en el 2018 pero no empecé a correr por montaña hasta el año 2019, cuando me estaba preparando para hacer una ruta de 100 km por los Pirineos, subiendo cinco cumbres de más de tres mil metros. Íbamos a hacerla andando,pero para estar más preparada también hacia algún entrenamiento corriendo por la sierra. Llevábamos un año planificándolo, porque a pesar de que yo solía estar en forma era un reto para el que había que prepararse y, cuando quedaban 7 días, iba corriendo y tropecé con una pequeña piedra, me caí y me rompí el brazo. Así que no pudimos hacer el viaje, después de todo el esfuerzo. Me dio tanta rabia que decidí entrenar para correr una maratón, la Maratón Alpina Madrileña. El destino quiso que siguiera aprendiendosobre aceptar los cambios de planes, porque el maratón alpino del 2020 nunca se celebró, aunquepude hacerlo de manera virtual. Fue también divertido, lo hice con mi pareja y nos perdimos varias veces con el track, fuimos de los que conseguimos un% del cumplimiento más bajo. Quedé la cuarta mujer, y corrimos cuatro mujeres. Creo que daban 3 meses para hacerlo así que era interesante meterse de vez en cuando a ver cómo estaba la clasificación. Ver mi nombre escrito allí me daba mucha satisfacción, y eso que no tenía el recuerdo de lo que después he ido sintiendo en las carreras: los nervios de la competición, la emoción de la salida, los ánimos de los expectadores/as, caminantes, voluntarios, voluntarias, la liberación de la meta, la diversión en el avituallamiento final… Definitivamente, nunca he hecho el MAM de manera real, los 5 tres miles los conseguimos en el verano del 2020, y ya no podía parar de correr por la montaña.
En agosto del 2018 decidimos vivir los fines de semana y las vacaciones en una pequeña sierra de la provincia de Toledo. Nos encanta la montaña, el bosque, el espacio natural…y la temperatura allí en verano. En ese pueblo celebraban una carrera, la Navatrail, así que me apunté a la distancia corta de 10 km con 700 m de desnivel positivo. Yo solo corría de vez en cuando para mantenerme en forma, pero nunca por la montaña. Mi pareja hacía años que competía en trail, hace ultras, y le he acompañado y seguido de un lado para otro, con lo que más o menos sabía un poco cómo hacerlo. La carrera pasaba por nuestra casa e hicimos el recorrido andando unas semanas antes. Recuerdo cómo durante la carrera me paraba al subir los cortafuegos para coger aire y descansar, y lo que me costó llegar a la meta. El resultado fue bueno para no haber corrido antes por la montaña, y no me caí. Fue mi primera carrera aunque sin una preparación específica.
La montaña me aporta muchísimo. Me apasiona la montaña.
Seguridad en mí misma. Al principio cuando corría tenía mucho miedo a ir sola por la montaña. Aunque mi pareja corría y me podía acompañar, cuando tienes que cuidar niños, hay que turnarse y, si yo quería competir, tenía que entrenar más. Así que poco a poco he ido enfrentándome al miedo de ir sola por la montaña, incluso durante horas por rutas desconocidas.
Libertad y desconexión. Sentir que no hay “deberías”, especialmente del trabajo y el cuidado de la familia. Dejarlo todo a un lado y abrir un espacio nuevo donde no hay presión ni carga, sobre todo mental. Las mujeres ponemos primero otras cosas antes que hacer lo que nos viene bien, especialmente cuando tenemos hijos/as. En la montaña puedes relajarte y no estar pensando en lo que necesitan los demás, sólo responder a las demandas de la naturaleza y ser libre en elegir por dónde quieres ir, mirarte a ti misma para ver qué te apetece hacer, dejarte llevar por los senderos, por donde te apetezca ir.
Sentimiento de autocontrol, concentración, visualización. Soy muy planificadora, controladora, observo el todo para anticiparme y dar el paso correcto. Cuando vas corriendo por la montaña tienes que prestar atención plena en lo que estás haciendo en ese momento, por un fallo muy tonto te puedes hacer mucho daño. La montaña, sobre todo cuando corres, hace que te concentres en ti misma durante un esfuerzo prolongado, sintiendo cómo estás para evitar cometer un error que te haga no llegar a la meta.Parece contradictorio con lo que decía antes de la libertad, y sin embargo es complementario.
Equilibrio y extensión, combinar la zancada más larga con mantener el equilibrio en las bajadas al máximo, potenciando la concentración como antes decía, pero ya no solo mental sino física, sintiendo la atracción de la fuerza de la gravedad y a la vez la fuerza hacia tu punto de equilibrio interior.
Enfrentarme a mí misma, haciéndome ver que puedocorrer tantos kilómetros como un maratón, subir montañas de casi 4000 m de altitud, estar horasmojada de arriba abajo o con mucho calor sin rendirte hasta llegar a la meta.
Tranquilidad al observar los paisajes, la quietud de la naturaleza (cuando no hay tormenta), la fuerza de las piedras, la amplitud de las cumbres.
Placer al sentir el sudor en el cuerpo, sentir el esfuerzo.
Satisfacción al conseguir llegar a otro pico, a otra meta.
Fuerza, agilidad, ánimo en mi día a día sintiéndome saludable.
Así que imagina todo lo que se me acumula ahí dentro cuando estoy lesionada y no puedo ir a la montaña.
Estoy muy orgullosa de mi resultado en la maratón de Costa de Almería 2021. Era la segunda vez que la hacía. Iba totalmente sola desde la salida hasta la meta, sin ningún familiar ni mi pareja que me animaran, ni compañeros/as de club que participaranen esta distancia, así que fue un poco extraño vivir tanto esfuerzo y alegría sin poder compartirlo con alguien conocido. Me sentí muy bien en toda la carrera, aunque los últimos 8 km tan planos y por zonas de arena de playa se me hicieron duros. No es una carrera de montaña, tiene muy poco desnivel, unos 700 m, pero es naturaleza pura. Fui la primera mujer y la décima de la general, haciéndolo en 3 horas y 37 minutos. El recibimiento del speaker fue espectacular. Ya había ganado la maratón de Riaza en septiembre pero con las medidas de prevención de contagios por el COVID no hubo celebración en metani entrega de trofeos en podio. En el Toyo-Retamar, donde llega esta bonita carrera Costa de Almería, me recibieron como si fuera una gran campeona. Llevaba muy pocas carreras y no podía ni imaginarme hacer este buen tiempo y resultado. De la maratón de Riaza también estoy muy orgullosa, esa sí era una carrera de montaña y tuve que enfrentarme a duros momentos mentales durante varios kms. Además era la tercera maratón que corría y ya conseguía hacer muy buen resultado.
Seguir siendo una más, e intentar que haya otra más y otra más. Me gustaría que fuéramos muchas másmujeres que disfrutemos de la montaña sin miedo, sin necesidad de llevar compañía para estar horas subiendo y bajando, incluso de noche. Quiero seguircorriendo o caminando por la montaña sin rendirme al miedo o al dolor, que muchas veces te hace plantearte parar. Ójala podamos ser muchas, sin barreras físicas ni mentales. Todas podemos subir montañas. Ahora estoy aprendiendo a utilizar materiales de acceso, como la silla joelette y la barra direccional, y estoy desando también acompañarlas a donde quieran llegar.
“Quisiera compartir mi preocupación por la necesidad de cuidar la montaña y la naturaleza en general. Cada vez necesitamos hacer más carreteras, cementar caminos rurales o forestales, construir túneles, facilitar las comunicaciones, pero es también necesario evaluar los daños que provocamos, daños irreversibles. Incluso, en ocasiones se realizan obras complicadas sin tener en cuenta la gran fuerza de la naturaleza, arriesgando la vida de personas. Por otro lado, hay personas que piensan que los que practicamos carreras de montaña estropeamos el ecosistema y ensuciamos el terreno. Desde mi pequeña participación en este deporte veo que los/as corredores/as somos respetuosos/as, amamos la montaña, y por ello evitamos tirar desperdicios (incluso los recogemos aunque no sean nuestros), mantenemos caminos, detectamos y avisamos de peligros o hechos en los que se debe intervenir, etc. Como en todo, hay excepciones, así que entre todos y todas podemos concienciarnos y mejorar en el cuidado de la naturaleza”.
¡Muchas gracias!
